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Shortcross: una irlandesa casera

Dicen que todo se pega menos la hermosura. Así que, si Inglaterra es la cuna de la ginebra tal y como la conocemos, Irlanda es la isla que pilla justo al lado. Y si de algo saben los irlandeses es de bebidas alcohólicas, así que qué mejor carta de presentación para Shortcross que ser irlandesa… Además, como veremos, está construida sobre buenas ideas y con todo el mimo. Ah, y además, es una ginebra artesanal!

Efectivamente, todo halago a Shortcross se queda corto. Es el proyecto personal del matrimonio Boyd-Armstrong, que se han lanzado desde Rademon Estate, en Downpatrick (Irlanda del Norte), a destilar por su cuenta y riesgo una ginebra que respete las formas tradicionales (es una London Dry inconfundible) pero hecha a su manera.

¿Qué manera es esta? Para empezar, el alambique fue hecho por encargo por maestros alemanes según las indicaciones de la pareja: de cobre, tiene una capacidad de 450 litros y doble columna, cada una con siete platos para un destilado continuo que mejora indiscutiblemente la calidad y aroma de cualquier destilación. Seguramente la clave de la calidad de esta ginebra.

Irlandesa, artesana, premium; sólo con eso ya dan ganas de probarla

Si el alambique es la clave de la calidad, la mezcla botánica es la clave de su personalidad. El enebro, el coriandro, el limón, la naranja y la corteza de casia son el sostén del sabor clásico de la ginebra; la manzana verde, la flor de saúco y el trébol (sí, el trébol; más irlandés no se puede) son el personalísimo aporte de la casa.

Todo un acierto, hay que decir, en cuanto a la riquísima combinación de aromas y sabores que ofrece. En la nariz el enebro es el absoluto protagonista, apoyado en un cierto dulzor de tierra, pero en boca se despliegan oleosos sabores frutales, florales y herbales (el aporte de la casa, protagonista) donde podemos reconocer recuerdos vagos a vainilla o a frutos del bosque. Tiene un final suavísimo, sorprendente para sus 46o.

Shortcross merece perfectamente apreciarse sola, pero encaja muy bien en cualquier gin tonic (tolera cualquier tónica, aunque algunas matan sus matices apimentados). He visto a un tipo en internet que la aromatiza insistiendo en lo floral, con lavanda y brezo. Muy buena idea. Tal vez con bayas de enebro e infusión de cereal malteado, también muy irlandés, el resultado también sea bueno, ¿quién sabe? Hay que probarlo.

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