Puede que no sea la compra más útil para hacerte un cóctel en casa. Sin duda no es la más barata: cada una de estas máquinas sale por la nada desdeñable cifra de 30.000 libras esterlinas, lo que al cambio son algo más de 38.100 euros. Pero, aunque cara y no muy útil, esta máquina tiene mucho en la mano para fascinarnos.
Estamos hablando, por supuesto, del Levitron, la máquina que acaban de inventar dos científicos y que hace que el gin tonic (y el bloody Mary) levite.
La máquina es el fruto del trabajo de Charlie Harry Francis, un inventor de esos alocados (en la prensa británica lo han bautizado como el “moderno Willy Wonka”, y Bruce Drinkwater, un profesor de la Universidad de Bristol. El Levitron no solo hace cócteles sino que además los hace de una forma especial: flotan. Para conseguirlo emplean los ultrasonidos.
Las ondas crean campos de levitación y atrapan las partículas del alcohol (¿qué es la ginebra si no alcohol?), que se quedan flotando en el aire. “El Levitron usa ondas sonoras muy poderosas en el espectro de los ultrasonidos que están por encima del espectro de la audición humana, porque si no podrían dañar seriamente nuestra audición cuando la máquina estuviese encendida”, explica el profesor Drinkwater al periódico Metro.
Os preguntaréis para qué sirve todo este invento. En realidad, es válido para beber de una forma diferente. Como el gin tonic levita, no necesitas ni copa de balón ni vaso de tubo (de los de cuando se hacen no muy bien los gin tonics) para beberlo. Posiblemente sea más que difícil añadir los botánicos, pero la experiencia de beber gin tonics que flotan bien merece la pena.
Aunque, eso sí, para beberlo hay que tener cierto cuidado: para conseguir que floten tienen que usar una concentración muy elevada de alcohol, así que unas cuantas gotas de gin tonic flotante pueden acabar con uno bien borracho, como alertan en Time.
Lo próximo en lo que quieren trabajar son palomitas flotantes (que la verdad es que vendrían muy bien en el cine) aunque el curriculum de Charlie Harry Francis ya está lleno de cosas más que curiosas. Es también inventor del humo (con cero calorías) con sabor a bacon o a langosta o del helado brillante con sabor a medusas (y si alguna vez has sido víctima de una de ellas no creo que resulte muy tentador).