6oclock

6 o’clock gin, británica en su punto

Si algo identifica a los ingleses dentro y fuera de la pérfida Albión, aparte de las fish n’ chips, el mal tiempo y sus antológicas borracheras, es su puntualidad y la calidad de sus ginebras, especialmente si hablamos del tipo London Dry Gin. 6 o’clock reúne ambas cualidades, y no sólo en el nombre; una ginebra muy inglesa y en su punto, como veremos.

Equilibrio, peso y posición son los tres valores que debe manejar un buen relojero para hacer de su trabajo una obra maestra. De la misma manera, el maestro ginebrero Michael Kain (nieto de relojero) aplica esas tres magnitudes para conseguir una ginebra con el merecido apelativo de premium: destilaciones separadas, 43 grados y medalla de oro IWSC en 2011. El abuelo estaría orgulloso.

El proceso de destilado no difiere del de otras ginebras premium en cuanto a la alta calidad de las materias primas empleadas, del alcohol base al agua y a lo minucioso del proceso. Pero sobre todo, tiene la particularidad de hacerse de forma diferenciada para cada uno de los botánicos empleados: enebro, cilantro, raíz de angélica, piel de naranja, raíz de lirio y flor de saúco.

La ginebra estrella de la destilería británica Bramley & Gage

El resultado ha sido alabado en numerosas notas de cata por parte de jurados más exigentes y experimentados que servidor. Destacan los aromas cítricos y florales; la flor de saúco es uno de los protagonistas de principio a fin del trago. Lo que es más importante, es suave, fresca y equilibrada, algo casi exigido a cualquier ginebra premium actual.

6 o’clock es una de esas ginebras multifacéticas que pegan bien con todo (o con casi todo). Puede servirse sola con hielo, en un gin tonic clásico con twist cítrico o en elaboraciones más trabajadas. Un ejemplo: con Fever Tree Mediterranean (vamos por lo floral) y albahaca formaría un excelente mix apoyado en los tonos herbales amargos de una hierba que no sólo sirve para el pesto.

Parece que Edward, el abuelo relojero, solamente bebía ginebra a partir de las seis de la tarde, lo que sirvió de inspiración a Michael, el nieto destilador, para bautizar a su criatura. Visto el acierto, lo poderosa y redonda que le ha quedado, es muy probable que el abuelo se viese obligado a cambiar de hábito; un hábito muy saludable, seguramente, aunque… ¿a quién no le gusta un gin tonic después de comer?

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