craftcocktail

¿Qué es el craft cocktail?

A poco que os gusten los cócteles, andéis por ahí por la noche o leáis en internet sobre coctelería, os habréis encontrado con esto de los craft cocktails, una nueva moda que pretende ir un paso más allá en la creación de cócteles y combinados. Como en todas estas cosas, como prenda la moda, prepararos, porque van a aparecer como setas…

Traducido directamente vendría a ser “cóctel artesano”, pero ¿cómo lo definimos? Un todo mejor que sus partes, o sea, un cóctel mejor que sus ingredientes aislados. No me parece mala definición, pero se puede mejorar: un cóctel con ingredientes de primera calidad, únicos en la medida de lo posible y combinados de forma inédita y respetuosa, siguiendo los patrones del DIY y de la slow food.

El libro de Brian Van Flandern (ed. Assouline) que lo empezó todo.

Un craft cocktail vende exclusividad, distinción, pero también máxima calidad y combinaciones adecuadas e inesperadas de aromas y texturas. La receta no tiene por qué ser nueva, pero sí hay que darle una vuelta; valdría un simple destornillador de toda la vida, pero la naranja debería ser orgánica y de comercio justo, el vodka destilado por hipsters hundúes en estómagos de mona y con un plus difícil de encontrar (¿unas gotitas de amaretto edición limitada, un chorro de bitter casero, sangre de virgen?).

No cualquier excentricidad puede considerarse un craft cocktail

Elegir el ingrediente alcohólico base del cóctel (sea ginebra, sea otra cosa) es fundamental, claro. No basta con utilizar marcas premium; recuerda que debe ser un cóctel único y artesano, así que por buena que esté la Hendriks (por ejemplo) no vale, mejor ginebras artesanas, ediciones especiales o limitadas. Luego debe adobarse con siropes caseros, licores intervenidos (envejecidos o aromatizados por el barman), vasos personalizados, hielos customizados, aderezos locales y de temporada…

El principal problema de estos cócteles es que suelen ser mucho más complejos y refinados que los habituales, y que no sólo requieren buena técnica, también imaginación y unos criterios (no basta con mezclar cualquier cosa que se te ocurra). Por ello, caer en una mezcla absurda o calcular mal el coste económico y de tiempo son los principales riesgos que asumen los hosteleros si siguen este camino.

Pero el principio es fabuloso. Mezclas innovadoras con productos frescos y bien trabajados, y unas pizcas de imaginación inesperada. ¿A quién no le gusta semejante combinación? Anímate a probarlos, es más, anímate a probar tú mismo, pero procura forjarte un criterio para distinguir una buena idea de un despropósito. ¡Ánimo y coraje!

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