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Los cuatro dragones

Puede sonar a mitología china o a la famosa serie Juego de Tronos, pero no. Hablamos de la gama de ginebras de la casa catalana Premium, de Cervera. No es la primera vez que nos referimos a ellos en este blog, pero ya era hora de dar una atención más pormenorizada y actualizada de estas excelentes ginebras que fueron pioneras de la nueva ola de las London Dry en España.

Por eso, este post no va dedicado a comentar una sola ginebra, sino cuatro Port of Dragons: Pure, Dry Gin, Floral y Flor de Limousin. Veremos las principales diferencias que hay entre ellas, por un lado, pero también reconoceremos la política común que tienen detrás: unos criterios basados en unos botánicos de calidad y cercanía, y un proceso artesanal y riguroso.

Estas cuatro ginebras tienen varias cosas en común que permite reconocerlas como hermanas. En cuanto al proceso, destacaremos su cuádruple destilación en alambiques de cobre de tipo pera, casi completamente artesanal, botella a botella, en lotes numerados de 600 botellas. En cuanto a los ingredientes, la marca de la casa son los botánicos naturales (sin aditivos artificiales) y con denominación de origen y, cuando es posible, recolectados en las cercanías (enebro, regaliz e hinojo de los Pirineos).

Cuatro ginebras llenas de matices a descubrir sin prisas

Es interesante descubrir cómo a partir de principios semejantes y un proceso análogo, cada una de estas cuatro ginebras tiene una personalidad claramente marcada y diferenciable. El alcohol de base, por ejemplo, es siempre cebada; pero se maltea en las versiones Pure y Floral, pero no en Dry Gin.

La gama botánica es amplia y muy variada, y va de 14 a 20 elementos, según la ginebra. Incluye productos muy tradicionales (raíz de angélica y lirio, anís, coriandro, nuez moscada, corteza de limón y naranja) y otros no tanto, incluyendo algunos realmente inesperados (vainilla, azahar, jengibre, almendra, avellana, amapola, hinojo, hisopo, marialuisa).

Las combinaciones resultan finas y equilibradas, más tradicionales o más aromáticas, y más o menos aptas para combinar en un gin tonic. Flor de Limousin, por ejemplo, es para degustar sola, por su envejecimiento en barrica de roble de Limousin (de donde resulta su elegante color ambarino). Una prueba de que, con un buen hacer y exigentes criterios de calidad, pueden obtenerse ginebras de la más alta gama sin tener que irse a Londres ni recurrir a esas “ginebras de diseño” que a veces resultan tan artificiales.

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