En la misma hora que se publica este post decimos adiós al verano de 2014 y empezamos el otoño, esa estación que gusta y entristece a partes iguales. Atrás quedan las tardes eternas de Sol que se unían a noches en las que el reloj no existía. Vuelve la lluvia, el frío, la apatía a salir de casa… pero no por ello renunciamos a los buenos momentos.
En su última campaña, la Ginebra española Tann´s, nos invita a disfrutar de los últimos días de verano sin saber que quizás en su botella se concentra la esencia de una tarde estival junto al mar. Un trago de esta Ginebra, de corte moderno, nos invita a alargar los días de verano, a pesar de que las hojas de los árboles empiecen a amarillear o la lluvia se haga cotidiana compañera de acera.
La historia de la destilería Campeny, de Barcelona, encarna a la perfección la máxima de “renovarse o morir”. Su producción se remonta a 1977. Una Ginebra clásica donde el enebro era el único protagonista y, para ser sincero, poco o nada añadía al mundo del destilado, salvo que se elaboraba en nuestro país.
La moda del Gin Tonic y el gusto por Ginebras de nueva expresión, fue el autentico revulsivo de esta casa, que en 2009, lanzó al mercado su famosa Tann´s gin. Resurgió como el ave fénix apostando por la calidad y la innovación, de lo que dan fe sus múltiples premios y menciones. La triple destilación del alcohol 100% de grano y una cuidada selección de diez botánicos, entre los que se encuentran el pepino, los pétalos de rosa, la frambuesa, la piel de mandarina o limón, junto al clásico enebro, hacen de esta Ginebra una bebida plena en aromas y sabores.
Su botella atrae gracias al diseño cuidado y moderno, pero ojo, no sólo es un destilado bonito para decorar la estantería de cualquier barra, sino que al destaparlo se desarrolla de manera única e impactante. Sus 40 grados de alcohol se integran a la perfección con todos sus botánicos.
Para los bebedores de Ginebra clásica hay que apuntar que les sorprenderá. Mantiene el gusto clásico de una London Dry, seca y con un final amargo. Gran presencia de cítricos y el eterno aroma de las bayas de enebro que se integran a la perfección. Sus aromas no son una mezcolanza sin sentido, si no que más bien se suceden llevándonos de uno a otro de una manera tan sutil como embriagante, al igual que las líneas dibujadas de su botella que se entrecruzan sin saber dónde empiezan y dónde acaban.
En definitiva una Ginebra, plena, sorprendente y refrescante.
¿Cómo prepararla?
Con un twist de limón y tónica, se comporta de manera genial. Clásica y sin aspavientos. Que combina con cualquier aperitivo dulce o salado.
Pero hoy os propongo una nueva combinación para seguir disfrutando de una manera diferente ya que esta ginebra posee una versatilidad envidiable.
Mi combinación ideal (y digo mía porque cada uno tendrá la suya), y atrevida, empieza con el regaliz, el de palo, el que muchos hemos comido de pequeños. Se trata de una raíz que cada vez cuesta más encontrar pero que aporta a los combinados matices muy interesantes.
Añadimos la Ginebra en una copa fría e introducimos un poco de esta raíz machacándola suavemente con el muddler. En contacto con el alcohol liberará todo su potencial aromático. A mayores incorporaremos dos frambuesas liofilizadas ya que poseen una textura agradable, su aroma es envidiable y no nos darán un sabor excesivamente dulzón al combinado (podemos presionarlas ligeramente con el muddler si queremos potencia aún más su sabor). Para finalizar, Twist de pomelo, usando solo la corteza y evitando la parte blanca o aldebo, sobretodo, si decidimos dejarla dentro de la copa.
Añadimos hielo y la tónica (preferiblemente Fever Tree o 1724 por ser más neutra). Perfectamente podemos retirar los aromatizadores si no nos gusta encontrarnos cosas flotando en nuestra copa, puesto que al añadirlos al principio ya habrán aromatizado suficientemente el combinado, aparte de teñirlo con un ligero tono rosáceo de la frambuesa. Con ellos o sin ellos te aseguramos que disfrutarás al máximo de esta propuesta con sabor a verano eterno.
