menta

Diccionario de botánicos: la menta

Pocas esencias apetecen más en pleno verano que la menta. Una de las hierbas aromáticas más familiares para todos nosotros no podía faltar en nuestro diccionario de botánicos, y cuándo mejor que en estas fechas. Más allá del mojito y del caramelo de la abuela, la menta se reivindica como un botánico de carácter, refrescante e inconfundible.

Bueno, no tan inconfundible… el género de la Mentha, o sea, las diferentes especies e híbridos de la menta, es amplio. Por ejemplo, y para entendernos: la hierbabuena o Mentha spicata es una especie que, cruzada con la Mentha aquatica, ha dado la Menta x piperita; aunque esta es la más común que podemos encontrar en las cocinas europeas, es posible encontrar esas tres y varias otras de forma salvaje por todo el mundo.

La “piperita” de toda la vida

De hojas más o menos picudas y vellosas, con inflorescencias más o menos espigadas, la menta es fácilmente reconocible por su aroma característico, el llamado mentol. Este alcohol tan penetrante, con una base picante y que estimula los receptores del frío (por eso es tan “fresca”) está presente en muchas otras plantas, pero es la marca de la casa de la menta.

Un clásico que nunca, nunca, nunca pasa de moda

En salado y en dulce, en sólido o en líquido, incluso no para comerse sino para olerse, la menta es casi omnipresente en nuestra vida cotidiana: chicles, ambientadores, medicamentos antitusivos, cosméticos y jabones… Todas las gastronomías del mundo la utilizan: los cocidos españoles, los tabulés del Oriente Próximo, los dulces y caramelos anglosajones, las infusiones de Vietnam, los helados americanos…

También un buen número de alcoholes llevan menta; pero centrémonos en las ginebras. Casas como Blackwood’s, Golden Moon y la piamontesa Topo han puesto menta en varias de sus ginebras. Otras ginebras en las que encontramos la menta como botánico son Kis Wild, Bellringer, Cardinal, Dry Fly… Ah, y la tradicional Xoriguer menorquina también tiene.

La menta ha sido muy desacreditada como aromatizante de los gin tonics por dos razones: la primera y más lógica es el poderío, la intensidad a veces excesiva de su aroma; la segunda, su asociación con algunos cócteles concretos como el mojito, una verdadera chorrada. Menta infusionada en tu gin tonic o unas hojitas frescas pueden aportar un toque arrebatador a una ginebra dulce y muy floral o herbal, apoyado en una tónica también contundente como podría ser Abbondio o la propia Schweppes de toda la vida.

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