Siempre a la búsqueda de nuevas ginebras que mostraros hemos dado con esta Corsair Artisan Gin, otra de esas ginebras surgidas de la región del bourbon (entre Tennessee y Kentucky); ginebras nuevas (esta Corsair tiene unas primas estilo genever y añeja de las que tal vez hablemos otro día) realizadas por gente que conoce el oficio de la destilación al dedillo y se lo toma en serio. El resultado puede gustar o no, pero hay que darles una oportunidad.
Aunque de primeras Corsair parece ser el típico producto repleto de merchandising surgido de las mentes delirantes de dos hipsters (Darek Bell y Andrew Weber), nada más lejos de la realidad. Esta London Dry es una ginebra premium con todas las de la ley: alcohol base de grano y destilación múltiple por lotes en un alambique especialísimo para una ginebra de 44 grados y sabor especialísimo.
La base botánica de Corsair es de corte clásico: bayas de enebro, raíz de angélica y de lirio, semillas de cilantro, y piel de limón y naranja. No obstante, tiene que haber más, porque el resultado es sorprendente. En nariz el primer golpe es herbal, principalmente cítrico y dulce. El enebro aparece al llevársela a los labios, entre otra multitud de aromas herbales y florales. En la propia botella se advierte que es una ginebra poco especiada.
Gracias a Pablo, que se ha traído la muestra de la vieja América…
Una ginebra diferente, personalísima, algo excéntrica si se quiere, Corsair parte de unos valores tradicionales a los que no se atiene ni por asomo; se diría que sus autores conocen el percal pero están más interesados en ofrecer nuevas posibilidades que en atenerse a las fórmulas de éxito comprobado. De ahí que sea tan importante darles una oportunidad…
El dilema llega a la hora de mezclarla. Aunque los críticos indican beberla sola (estamos de acuerdo) o la orientan al dry martini, Corsair puede dar buenos resultados en un gin tonic. QTonic es el hermanamiento más lógico y esperable para Corsair, y una aromatización sobria con un twist cítrico parece lo más recomendable.
Así, estamos ante una ginebra que, siguiendo las normas formales en su fabricación, no se atiene a los sabores tradicionales de la ginebra London Dry. Ojo, calma los irredentos, eso no quiere decir que no sea ginebra o sea mediocre (como otras que se enmascaran en la multitud de aromas para justificarse). Es una señora ginebra para descubrir nuevos horizontes.