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Van Gogh, la ginebra multiculti

Una de las primeras ginebras premium que vi y probé, años ha, fue Van Gogh. Por alguna extraña razón me había olvidado de ella, hasta que el otro día apareció ante mí en un bar. La verdad es que pensé que ni se vendía, hasta ese punto. Una ginebra verdaderamente buena que se ve mucho menos de lo que se debería ver.

La ginebra toma el nombre del famoso pintor, así que será holandesa, como él. Evidente. No obstante, no es una jenever ni nada parecido, ni un producto contemporáneo de los que menudean en los muy globales Países Bajos de hoy en día; es una London Dry, tranquilos. ¿Una ginebra holandesa a la inglesa? Pues sí. No es la única, quizá tampoco la mejor, pero está en el pódium.

En realidad, a Van Gogh le iba más la absenta…

El proceso de destilación (en Schiedam, en una requintada destilería, de mano de Tim Vos) es realmente primoroso: el alcohol de grano se destila dos veces en alambiques de columna. Los botánicos se destilan por separado, se combinan y se añaden al espíritu en una tercera destilación en un alambique de cobre calentado con carbón, al parecer. Una vez rebajado con agua purificada, con sus 47o, se almacena seis semanas antes del embotellado.

Una ginebra ultrapremium, internacional y elegante, en el fondo y la forma

En la selección de botánicos también se nota, aparte de buen criterio, lo poco que significan las fronteras para Tim Vos. Llegan de las cuatro esquinas del mundo: enebro y angélica holandeses, coriandro y regaliz del Medio Oriente, limón americano, cubeba de indonesia, corteza de casia india, raíz de lirio del sur de Europa, pimienta de guinea (de Guinea!) y almendra española.

El embotellado también se las trae. Las botellas se fabrican en Alemania, se graban en Francia y se serigrafían en Bélgica antes de embotellarse en “casa” (con corchos portugueses, eso sí). Y a todo esto, está buena? Mucho. El aroma cítrico la atraviesa de principio a fin, acompañada en la nariz por el regaliz; en boca a estos aromas se une un claro sabor a enebro, la cubeba, las especias terrosas; al final, suave, se deja sentir la almendra, también terrosa y amarga, pero con tonos dulces.

¿Qué podemos hacer, hablando por fin del gin tonic, con Van Gogh? Sus aromas principalmente amargos y cítricos con delicados toques especiados la hacen perfecta para combinaciones simples que la dejen explayarse a gusto; con una Fentiman’s y twist de limón o lima es más que suficiente. ¿Una floritura? Por ejemplo, tres o cuatro almendras tostadas.

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