Hay marcas, como ciudades, que lo tienen todo. Marcas a las cuales, sólo con hacerles referencia, nos apoderamos de todo su poder de influencia. Capitales que pesan en el pasaporte como doblones de oro. Ciudades que otorgan status sólo con ser mencionadas… y, en ocasiones, cuidad y marca se mimetizan, casi convirtiéndose en uno.