Por muchos es conocido el origen medicinal de la Genever holandesa a mediados del siglo XVI por Franciscus de la Boe. Servía según aseguraban, incluso, para curar la peste negra; algo que pronto fue descartado por otros usos más terrenales como dar el temple requerido a la soldadesca orange en la batalla. De igual manera, la historia del destilado más consumido en España en su paso a la capital inglesa y su metamorfosis (origen del London Dry Gin) en el gin, se ha convertido en un ameno, hermoso y popular tema de conversación en los diferentes Gin Clubs y otros templos del buen beber que pueblan la geografía española. Sin embargo, no menos lírica resulta lo que, para los amantes del gin consiste en la sencilla cuadratura del círculo del sabor, que no es más que la adición de hielo en cantidad, el restriego de raspa de limón y la elección del vaso idóneo.