coolgin

Cool gin, violeta violenta

Con todo el sentimiento y el arte de Granada, y por supuesto con todo su toque desenfadado. Así podría presentarse Cool gin, una ginebra que sorprende por su color violeta claro y por su poderío aromático centrado decididamente en los frutos del bosque. Una ginebra con el claro objetivo de gustar a un público joven (o no tan joven) amante de la diversión sin formalismos.

Cool gin, junto con su hermana 12 11 (esta mucho más clásica y tradicional), conforman el proyecto de Antonio Hita y Kiki Martín: dos ginebras distintas para dos públicos pero con un espíritu común, una forma correcta de hacer las cosas, de lo que se cuida el maestro Francisco Peregrina en la destilería del valle de Lecrín. Y el agua de Sierra Nevada, no se nos olvide.

Una copitas en la terraza, ahora…

Yendo al meollo del asunto, Cool gin es una ginebra más cercana a las ginebras aromatizadas que a las tradicionales o a las London Dry; en realidad se orienta al segmento de las ginebras más florales que tanto éxito están teniendo en los últimos años (G’Vine y compañía). Tal vez por ello se haga más hincapié en el atractivo aspecto de la botella que en el proceso de destilación.

Corre el riesgo de convertirse en una ginebra para chicas

Aunque el enebro está claramente ahí, los cítricos (limón, naranja y mandarina con seguridad) y los frutos del bosque (sobre todo mora y frambuesa) predominan en última instancia. El resultado es una ginebra muy fina y ligera, con fuertes tonos ácidos y dulces que hacen más llevadero el fondo amargo del enebro y los botánicos clásicos.

¿Con qué va bien la Cool gin? El límite está prácticamente en el cielo. Los amantes de las gintodonias (gin tonics que parecen macedonias) estarán encantados con, por ejemplo, Cool con una tónica seca de burbuja fuerte y un par de trozos de mango. Si quieres parecer más sofisticado, unos pétalos de rosa y (a riesgo de perder en sutileza) una tónica aromatizada.

El caso es que, aunque a los paladines del clasicismo como servidor nos rechinen los dientes y nos rasguemos las vestiduras ante cualquier cambio de paradigma, el otro día probé uno de estos bebedizos morados (perdón, violetas) y el caso es que estaba fresquito y entraba bien. Tal vez sea la hora de hacer un huequecito en nuestros corazones para las ginebras intensamente afrutadas…

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