Ahora que los turrones empiezan a luchar por copar los estantes de todos los supermercados; antes de que nos emboten los sentidos y unas burbujas doradas nos seduzcan con su encanto invitándonos a brindar por un futuro mejor, antes de nos empiecen a bombardear, expongo mi alegato.
No sé en qué preciso momento, a alguien se le ocurrió que tras una opípara comida y un suculento e hipercalórico postre, con el chocolate aún rondando el paladar, lo mejor para realizar un brindis era un Champagne (o Cava) extra seco.(El porqué del brindis lo analizaremos en un próximo post).
Una bebida tan seca y tan ácida que acaba por poner una cara indescriptible y que ha provocado que muchas personas digan aquello de es que a mí el champagne no me gusta.
Basta decir que los espumosos fueron creados como aperitivo, un acompañamiento ideal para comenzar la mejor de las veladas. Así que, este año, os propongo un brindis con nuestro destilado preferido, la Ginebra.
Para no renunciar al jolgorio que parecen que nos susurran las burbujas doradas en la copa, brindemos con un cóctel a base de Ginebra y vino espumoso, el French 75. Por un lado, podremos dar salida a aquellos espumosos de dudosa procedencia que regalan por doquier o pedirle al jefe, que este año la cesta de empresa lleve una botella de Ginebra como la que os presentamos.
El French 75, originariamente, se realizaba con Coñac (el destilado francés por excelencia) y su nombre hacía referencia al cañón más preciso de la artillería francesa. Es casi una versión del Tom Collins.
Para realizar este cóctel necesitaremos:
Terrón de azúcar blanco.
El zumo de medio limón(1,5cl.).
3cl. Ginebra.
Vino blanco espumoso.
En una coctelera ponemos el terrón de azúcar, dos gotas de angostura, el zumo de limón y la Ginebra. Un par de cubitos de hielo y agitamos, vertemos sobre una copa de flauta o champán y añadimos el champagne hasta completar la copa (aproximadamente 6 cl.).
Como decoración, podemos poner la corteza del limón es espiral, introducir una frambuesa liofilizada o esta idea que os dejo con la cascara del limón una cereza o la citada frambuesa y un stick.
Otra versión, se puede realizar sin coctelera, directamente en la copa y añadiendo los ingredientes en el mismo orden y sin agitar. Al añadir el champagne, el azúcar provocará que salgan más burbujas que serán las encargadas de mezclar los diferentes elementos y una presentación más vistosa. Probadlo y este año recordar que brindaremos con Ginebra
