987

987, la ginebra con prefijo

El tiempo de las grandes marcas de la empresas de rango mundial está llegando a su fin (o eso queremos creer algunos); dejad paso a las pequeñas marcas locales, con su entusiasmo creativo y su toque personal. 987 (o Nueveochosiete) es una de esas nuevas ginebras que vienen a enriquecer el panorama ginebrero nacional e internacional, en este caso, desde el Bierzo. La vi en este post de Teresa Álvarez, la probé y me prestó.

Como siempre con estas cosas, la idea surge de tres emprendedores del terruño que decidieron partir de un concepto de corte local (botánicos autóctonos, pequeña producción semiartesana) con el cielo como techo; las limitaciones prácticas no afectan al concepto, y así presentan una London Dry redonda, muy resultona, sin grandes alharacas pero que aguanta sin sonrojarse cualquier comparación con otra ginebra premium.

Los famosos alambiques.

Se lo han tomado a pecho. Escogen el grano del alcohol base por todo el continente para que sea fullgrain sin manipulación genética. Para destilar se han ido a una destilería del País Vasco que tiene al parecer los alambiques más antiguos de Europa, unos Hervè & Moulin de agárrate y no te menees. Cinco destilaciones le meten antes de empezar con la ginebra. Casi nada.

Prefijo leonés, ginebra berciana

La lista de botánicos es larga, compleja y no completamente conocida. Enebro, cardamomo, cilantro, limón, naranja dulce, canela, vainilla, menta, algunas de la comarca berciana (tomillo, lavanda, manzanilla). Una de las piezas clave conocidas es la uva mencía tan típica del Bierzo; siguen así de cierta manera la línea marcada por G’Vine y otras prestigiosas ginebras, que usan la uva sea en el alcohol base, sea como botánico.

Bueno, y ¿a qué sabe? Pues esta ginebra que pretende ser contemporánea (más allá del respeto por lo clásico) se siente rica y compleja desde la nariz. Tremendamente suave en boca y bastante untuosa, pasa del enebro y una base herbal con notas florales al predominio de los tonos dulces medios de las especias (la vainilla y la canela). Los aportes vínicos de la mencía (el soporte floral) permanecen a lo largo de la cata, ofreciendo un balance equilibrado.

¿Cómo beberla? El perfect serve de la casa es voluntariamente sencillo y desnudo de complicaciones: hielo, una buena tónica (Fever Tree, por ejemplo) y un twist de limón o de lima. Si quieres complicarlo sin recurrir a la típica uva (que no es que esté mal) yo recomendaría aromatizarla con pimienta rosa y regaliz. Ideal tras un buen botillo.

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