209

Nº 209 no es la ginebra de tu abuelo

Es una de las primeras advertencias que nos hacen los fabricantes de la excelente Nº 209. Esta ginebra respeta unos cuantos patrones clásicos respecto a la calidad, pero con un planteamiento innovador en cuanto a sabor; en ese sentido, hablamos de una premium verdaderamente contemporánea, con algo nuevo que decir, lo que la ha convertido en una presencia apreciada (y no siempre fácil de encontrar) en los botelleros más selectos.

Americana, quíntuple destilación, 46 grados como 46 soles. Pero no, ni es dulzona, ni hace falta tener bigote para beberla. La familia Rudd y su Ginerator el maestro Arne Hillesland querían una buena ginebra en cuanto a las formas, pero que pudiese satisfacer los paladares no sólo de los asiduos a la ginebra ultra premium que debe beberse sola, sino también de los amantes de la mezcla y los aromas normalmente secundarios.

Así que declaran sin ningún embarazo que el enebro es “uno más” (esto puede hacer chirriar los dientes de más de alguno) entre las “docenas” de botánicos de su ginebra. Eso suena a muchos, incluso a demasiados botánicos, aunque puede ser una forma de hablar, ya que sólo identifican enebro, coriandro, raíz de angélica, pieles de limón y naranja, cardamomo y corteza de casia; una selección más bien clásica.

Existe una versión kosher de nº 209

Pero Arne sabe lo que se hace. Que no cunda el pánico, la mezcla resulta equilibrada, el enebro no se echa de menos, si bien el acento recae en los aromas cítricos más frescos primero y los florales, más cálidos, después, del limón a la naranja y de la naranja al coriandro. El imprescindible punto amargo y especiado lo traen el cardamomo y sobre todo la casia.

Y el tratamiento a estos botánicos es impecable, así como el proceso de destilación: sistema single shot (“todo de una”, sin añadido posterior de alcohol neutro) en un alambique Forsythe de cobre, a base de maíz del medio oeste y agua de Sierra Nevada y utilizando sólo el corazón de la ginebra. Ningún amante de la tradición y la calidad podrá quejarse. Ni tu abuelo.

Puede tomarse perfectamente sola, bien fría, o con hielo y piel de lima. En gin tonic, 1724 o QTonic parecen ser las mejores elecciones. He visto por ahí una cuña de calabaza como aromatizante, y me parece una excelente idea si queremos salir de los cítricos habituales que por otra parte no faltan ya de por sí en la ginebra. También el pepino o el enebro, para los que prefieren el amargo al dulce, puede ser un buen apoyo.

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