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Diccionario de botánicos: el pomelo

He aquí un botánico de moda, el pomelo. Debo decir que a mí como fruta me resulta entre sospechosa y repelente: parece una naranja, pero tiene un color extraterrestre y su sabor parece haber nacido en la torturada mente del hijo de uno de esos extraterrestres y el mismísimo Maligno. Sin embargo, tengo que reconocerle un amplio abanico de aromas que ha venido a renovar el manido universo de los cítricos.

El pomelo que nosotros llamamos como tal (y los ingleses grapefruit, y los franceses pamplemousse, por si a alguno le da por buscarlo) es un híbrido fortuito (un hijo natural, dirían en ciertos lugares en ciertas épocas) entre la pampelmusa (o pampelmusa, Citrus maxima) y la naranja dulce. A la segunda la conocemos de sobra. El primero es un árbol del sudeste asiático que aporta al pomelo todo salvo su forma.

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Estos árboles se encontraron en las plantaciones del Caribe, donde el pomelo comenzaría a dar al mundo sus zumos y otros derivados (es rico en pectina, naringina, limoneno, nookatona… parece broma, pero no). En algunas culturas se cocina previamente, y en otras se echa a la ginebra o al gin tonic desde que alguien pensó que ya estaba bien de naranja, limón, lima y vuelta a empezar…

El pomelo sabe a… bueno, a pomelo

Algunas grandes casas de ginebra se han apuntado decididamente a dar protagonismo al pomelo. Es el caso de Beefeater 24, Tanqueray Ten, Larios 12 o, más claramente todavía, Seagram’s Grapefruit Twist y Sacred Pink Grapefruit. Otras ginebras en las que encontramos el pomelo como botánico son Pitman, Bloom (en la que es protagonista absoluto), Magellan, Nº3 y otras en las que cualquier botánico es bienvenido con tal de hacer bulto.

No tendrás problema para encontrar el pomelo como aromatizante en mil preparaciones de gin tonic. Pega especialmente bien en forma de corteza con ginebras como Blue Ribbon, G’Vine, Brockman’s o Citadelle y combina a las mil maravillas con otros aromatizantes como, por un lado, bayas y frutos rojos (agrios), y por otro, almendra, pepino o perejil (amargos). También puedes contar con él como ingrediente de algunas tónicas, en forma de bitter o de refresco carbónico.

Radicalmente agrio, seriamente amargo, decididamente dulce, y todo eso al mismo tiempo, el pomelo está en la clásica situación de “lo odias o lo amas”. Esa versatilidad lo ha convertido en el mejor amigo de muchos destiladores y barmen, que ante la pregunta “¿le ponemos algo más?” suelen responder “échale pomelo, que mal no le va a hacer”. La pregunta es, ¿y es que le hace algún bien?

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