Pasé hace unos días por Ponferrada, la inefable capital del Bierzo. Quedé con unos cuantos amigos, y claro, nos tocó salir a dar una vuelta. Me llevaron, entre otros lugares, a un garito especializado en ginebras: el Marita gin, un club relativamente nuevo (para mía al menos, que aparezco por allí de pascuas a ramos) y relativamente bien surtido en cuanto a ginebra se refiere.

Localizado en el casco antiguo, lindando con la Casa de los Escudos, en frente del castillo de los templarios y a escasos pasos de la plaza de la Encina, el Marita gin lo tiene todo para triunfar en el panorama de tarde y nocturno de la parte alta ponferradina, sea para una copa de última hora por la tarde, sea para la primera de la noche (aunque la fiesta se prolonga hasta el cierre).

Decorado con aires minimalistas y apoyado en un DJ que mezcla en directo, el Marita gin ofrece a sus clientes una selección de ginebras con más de treinta marcas, entre las que encontrarás desde los clásicos contemporáneos (Bombay, Seagram’s, Bulldog, Tanqueray) a las imprescindibles (Hendrick’s, Martin Miller’s, Mombasa, Citadelle, G’Vine), pasando por apuestas más particulares por productos más bien difíciles de ver: Sacred, Nº3, o la localísima 987, entre otras.

Un local contemporáneo de aire sofisticado en el centro de Ponferrada

En el Marita también podemos elegir entre diferentes tónicas para componer nuestro cóctel, aunque las más presentes son, según los responsables, Schweppes y Fever Tree. El personal del local sabe cómo preparar un gin tonic conforme a los cánones, en cuanto a proporciones, tratamiento de la tónica y las guarniciones se refiere, para conseguir una mezcla como debe ser.

El gin tonic estrella de la casa de los últimos tiempos es uno de Brockmans acompañada de tónica Fever Tree y aderezada con fresa natural. El gin tonic de la casa sirve como estandarte de la forma de pensar del local. En este caso han decidido no devanarse los sesos y adoptar una combinación ya constatada, fresca y actual pero sin caer en la excentricidad, sobre una ginebra rica en aromas con una tónica suave, y unas fresas que refuerzan los aromas cítricos y frutales.

El Marita no es un tranquilo bar donde sentarte en la barra a darle la paliza al camarero, sino un garito de líneas limpias, más bien modernete, donde tomarte unas copas bien preparadas que no te dejarán para el arrastre al día siguiente y echarte unos bailes más o menos desenfrenados con los colegas. Merece la pena pasar por allí.