Estaba yo comentando con un amigo fermentador (decid no a la guerra entre destiladores y fermentadores!) los límites del enebro, cuando va y me hace una revelación que me sorprende sobre sahti, un tipo de cerveza que está siendo “resucitado”. Aunque no debería (sorprenderme, digo); como en todos los ámbitos en este mundo cruel que nos ha tocado vivir, lo retro mola, y es económicamente productivo, así que venga, sin piedad…
Ya hablamos aquí alguna vez de una cerveza francesa con enebro (L’Estaminet), pero esto es otra cosa. Las cervezas sahti son una de las tradiciones cerveceras más antiguas del mundo (hay quien la llama “la última cerveza primitiva de Europa”). Profundamente ajena al mercado hasta hace relativamente poco, acompáñanos para descubrir cómo participa el enebro en esta cerveza.
La cerveza sahti se elabora a partir de los cereales habituales, o sea, centeno, cebada, trigo y/o avena. Se pueden maltear o no; de hecho, a veces se utiliza pan fermentado. El lúpulo es opcional y la levadura utilizada tradicionalmente es la del pan. El enebro interviene de dos maneras: se pueden añadir las nebrinas o su jugo, pero también se utilizan ramas de enebro, con sus nebrinas y todo, para filtrar la mezcla.
Una cerveza de vocación casera para ocasiones especiales
Tiene otras dos características poco habituales: el proceso de infusión de la malta es largo (unas seis horas) y no se hierve, sino que el mosto pasa directamente al fermentador. El resultado es una cerveza de alta fermentación (como las llamadas ale), poco carbónica, turbia y de coloración variada, con un grado alcohólico aproximado del 8% y una vida muy corta (debe almacenarse en frío). Tiene un marcado aroma a banana y, a veces, algo agrio.
Las sahti siempre se elaboraron en casa, por lo que no se crearon versiones comerciales hasta hacer relativamente poco tiempo. Se bebían en ocasiones especiales, sobre todo su primera maceración. De su núcleo central (región finesa de Häme, la isla sueca de Gotland y la isla estonia de Saarema) se ha expandido a Bélgica, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá.
Así que si te apetece probar una cerveza con aromas claramente nebrinosos, puedes aprovechar tu próxima visita a Finlandia, te pases por un Alko y compres un par de ellas. O, mejor todavía, que visites una granja finesa tradicional y puedas probarla en la tradicional haarikka, la jarra tradicional de madera con dos asas.