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Hoxton, provocativa y seductora

Si creíais haberlo visto todo en el mundo de las ginebras, bueno, será un placer presentaros a Hoxton, una ginebra que advierte en su propia etiqueta de dos de sus aromas predominantes: pomelo y, átense los machos, coco. ¿Otra cafrada en nombre del posmodernismo o un arriesgado experimento con buen resultado? Como no la he probado, habrá que fiarse de los comentarios que se ven por ahí y de su web.

El nombre es, cómo no, una referencia a un agitado distrito londinense, nido de la bohemia y el artisteo alternativo de los noventa a esta parte. El padre de la criatura es el propietario de un bar de la zona, Gerry Calabrese, que se vino arriba y decidió recrear (dice él, yo diría reinventar) un clásico. Pero es cierto que respetó las règles de l’art básicas y fundamentales.

Calabrese pudo inspirarse en el buffet de desayuno de su viaje de novios a Bali

El alcohol base procede de trigo francés. La mezcla botánica se infusiona durante cinco días en ese alcohol para que se impregne bien de todos sus aromas. Luego se destila en un alambique de cobre de más de 150 años en un solo lote. Tras añadir el agua (Hoxton tiene 43o) y filtrarla, la mezcla reposa dos meses en depósitos de acero inoxidable antes de embotellarse y enviarse a la venta.

Una apuesta arriesgada ideal para espíritus imaginativos

La selección de botánicos consiste en enebro, raíz de lirio, jengibre, estragón, pomelo y coco. Sí, es una receta infrecuente, donde echamos de menos a algunos clásicos y aparecen muchos invitados inesperados. Sin embargo, la combinación no es una locura. Es diferente a la ginebra clásica, de acuerdo, pero parte del enebro, el lirio refuerza el toque herbal del estragón antes de dejar paso a la combinación dulzona de pomelo y coco, con el jengibre aportando la nota picante. Un buen equipo.

El resultado es al parecer equilibrado, muy suave en la boca y preñado de aromas para descubrir y mezclas para imaginar. Personalmente le pondría un aromático fuerte para compensar tanta dulzura: pepino para reforzar los amargos o pimienta rosa para insistir en los picantes. O bien se puede apostar por un giro cítrico con la ayuda de tónicas como Indi, Fentimans o Abbondio.

El caso es que para algunos (entre los que me cuento, aunque en las filas del fondo) puede resultar casi herético encontrar a la descarada Hoxton en el estante de la ginebras, pero tiene el carnet del enebro y una formación estricta, así que sólo podrán contemplar con cara de disgusto cómo los más creativos y valientes la mezclan sin remilgos con lo que tengan a mano. La imaginación al poder.

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