En 1736, el rey Jorge II de Inglaterra impuso a sus cada vez más alcoholizados súbditos una nueva tasa: cincuenta libras pagaría cada destilador de ginebra del país, o sea, casi cualquiera. Más allá del éxito o fracaso de la medida (juzgad vosotros mismos), aquello inspiró a la gente de Thames Distillery para crear en 2010 una flamante ginebra a la que llamaron Fifty Pounds.
Y es que Fifty Pounds exuda tradición por todos sus poros. Empezando por la receta, que ha sido rescatada de dos siglos atrás, al parecer vuelta a la vida por los descendientes de aquellos destiladores “independientes” que pasaban de impuestos. Su aspecto inspira seriedad y formalidad: una botella de las llamadas gin case, oscura, opaca, con una elegante etiqueta transversal. La graduación alcohólica, 43,5%, también.
Y el proceso tampoco se queda atrás en cuanto a respeto de la tradición se refiere. Destilación tradicional en lotes (indicado en la botella) en un alambique John Dore, nada menos. El destilado es cuádruple y se refina todavía más usando sólo el corazón en cada ocasión. La destilería Thames, con Maxwell a la cabeza, se asegura de la pureza del agua. No por nada fue premiada en 2010.
Fifty Pounds se califica como una ginebra Super Premium
En el catálogo botánico que se emplea a la hora de fabricar Fifty Pounds se advierte una constante: con frecuencia, en las recetas más clásicas de la ginebra están los imprescindibles (enebro, cilantro, angélica y corteza de limón), echamos de menos otros que consideramos como tales y aparecen botánicos en principio más contemporáneos; en este caso, granos del paraíso y ajedrea. Complementan regaliz y corteza de naranja, también infalibles en las viejas recetas.
Fifty Pounds es una ginebra muy suave, como cabría esperar de su esmerado proceso de destilación, sumamente equilibrada y ante todo discreta; o sea, que no apesta a muestrario de colonias, como dice un amigo (bueno, un conocido) que huelen ahora las ginebras. Al contrario, el enebro es evidente, así como los cítricos, el componente cálido y picante de los granos del paraíso, los amargos y los dulces del regaliz… En fin, una ginebra “normalita”, sólo que muy muy buena.
Y como es tan buena, tiene cierto grado alcohólico pero respeta las esencias, Fifty Pounds es estupenda para degustarla sola (e iniciarse en la comprensión de la verdadera ginebra), en gin tonic o en otros cócteles inmortales con ginebra. El gin tonic lo sugerimos como la ginebra, clásico: Fever Tree, bayas de enebro y twist cítrico.